La parte posterior del ojo está rellena de un gel denominado vítreo que con la edad,  en los pacientes con altas miopías, tras la cirugía de cataratas o la cirugía láser ocular, la inflamación recurrente o crónica del polo posterior del ojo y otras enfermedades, sufre un proceso de desestructuración en el que se forman condensaciones (miodesopsias o moscas volantes) que flotan en dicho gel y que con los movimientos oculares se mueven, moviéndose también la sombra que forman en la retina al incidir la luz sobre estas condensaciones. Finalmente, con frecuencia, se termina produciendo la separación del cuerpo vítreo de las paredes internas de la retina en lo que se denomina desprendimiento vítreo, que puede acompañarse de percepción de “destellos luminosos” incluso en oscuridad y con los ojos cerrados.

Es importante cuando aparecen -sobre todo en pacientes con altas miopías, si aparecen de forma brusca o si se acompañan de visión de luces, chispazos o sensación de relámpagos al mover los ojos – realizar una exploración completa del fondo de ojo dilatando la pupila para explorar en especial la retina periférica y poder descartar lesiones retinianas que puedan predisponer a un desprendimiento de retina. En esos casos, si al realizar la exploración del fondo de ojo con la pupila dilatada, si se encuentran pequeños desgarros y/o hemorragias en la retina periférica puede ser necesario realizar una fotocoagulación con láser para evitar que se produzca un cuadro mucho más grave como sería un desprendimiento de retina

En general no precisan tratamiento y suele ocurrir un proceso de adaptación por el cual el paciente aunque las siga teniendo, las nota menos. Cuando son de gran tamaño y afectan a la calidad de vida del paciente, se puede realizar la denominada vitreolisis láser y sólo en casos con miodesopsias muy incapacitantes, se puede recurrir a la cirugía y realizar una vitrectomía.

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