En los últimos meses los oftalmólogos hemos detectado un aumento de las consultas como consecuencia de la pandemia de la Covid19.
En algunos casos, aunque es poco frecuente, hemos visto conjuntivitis víricas como secuela de una infección por coronavirus. La incidencia se situaría en un 5% de media, es decir bastante baja. De momento, no hay evidencias científicas de que el SARS-CoV2 se pueda transmitir a través de la conjuntiva ocular. Lo que si se ha comprobado es que es posible detectar el virus en la conjuntiva y que sería el causante de las conjuntivitis víricas que se producen en el contexto de la enfermedad. Todo lo anterior obliga a ser prudentes y evitar tocarse los ojos, así como mantener como norma el lavado correcto de las manos con agua y jabón o con gel hidroalcohólico.
Lo que si hemos detectado y en mucho mayor número son casos de ojo seco sobre todo asociado a dos causas:
- Aumento de las horas que pasamos delante de las pantallas de ordenadores (teletrabajando), tablets y smartphones,
- El efecto de la mascarilla sobre la superficie ocular.
El teletrabajo se extiende mucho más allá de la jornada laboral ordinaria en muchos casos y a demás el ordenador sigue formando parte de nuestras vidas al terminar la jornada laboral, lo utilizamos para jugar, ver películas, hacer transferencias al banco y para interactuar socialmente en las redes sociales. Todo este uso, yo diría abuso, provoca que la tasa de parpadeos disminuya y que muchos de estos parpadeos sean incompletos. El resultado final es un cuadro de ojo seco. Si realizamos estas actividades con lentes de contacto, las probabilidades de padecer sequedad ocular se multiplican.
En cuanto al uso de mascarillas, ha sido publicado un estudio recientemente por investigadores de la Universidad de Utah sobre la relación entre ojo seco y uso de mascarillas. De hecho, han creado un nuevo acrónimo para denominar a este nuevo síndrome y le han denominado MADE (Mask Associated Dry Eye).*
El uso continuado de mascarillas provoca que el aire que exhalamos a través de la mascarilla siga una dirección hacia arriba es decir directamente hacia nuestros ojos, provocando el aumento de la evaporación y desestabilización de la película lagrimal. Sería algo parecido a tener un aire acondicionado dirigido hacia nuestros ojos.
¿Cómo podemos evitar este problema?
La clave está en colocar bien ajustada la mascarilla, algunas mascarillas llevan un alambre para la zona nasal que permiten un mejor ajuste. Si esto no fuese suficiente, se podría ajustar con un esparadrapo para evitar que pase el flujo de aire hacia arriba.
En todo caso, respecto al tema de las mascarillas, decir que su uso es obligado independientemente de que puedan producir o aumentar los síntomas de ojos secos. La mascarilla no es negociable mientras las autoridades sanitarias nos aconsejen su utilización.
*Face Mask-Associated Ocular Irritation and Dryness
Ophthalmol Ther (2020) 9:397-400
Majid Moshirfar, William B.West Jr, Douglas P. Marx
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